No quiero sonar cursi, pero la mejor manera de describir Braid es que es una poesía.
Cuenta la historia de Tim, un hombre que, de algún modo, está buscando a cierta princesa que ha sido secuestrada por un monstruo. ¿Qué fue lo que sucedió? ¿Cómo es que Tim ha llegado hasta este punto? Tim implica que esta princesa está en garras del monstruo por un error que él ha cometido.
Braid combina la mecánica de juego en la que debes retroceder, avanzar y congelar el tiempo para resolver puzzles y avanzar. Al avanzar cada capítulo y recolectar piezas de rompecabezas regadas en los distintos niveles, puedes ir armando lo que ha sucedido con Tim. Ninguno de los puzzles ofrece pistas sobre cómo debe resolverse, así que si piensas recoelctar cada una de las piezas tendrás que pensar detenidamente en todas tus opciones. Este no es un juego fácil, y más de una pieza te frustrará. Pero al lograrlo te sentirás tan inteligente que no podrás abandonarlo.
La música de Braid es otra cosa interesante. Se trata de música impresionista instrumental que avanza contigo, pero si retrocedes el tiempo, va en reversa hasta el punto en que te detengas. De modo que cada paso está asociado con una nota. Su uso de la música es de lo mejor que he visto en cualquier videojuego.
Al igual que su música, su estilo gráfico es impresionista. Cada cuadro y cada puzzle remite a una pintura de Monet, Manet y el resto de los grandes impresionistas.
Braid cuesta sólo 10 dólares en Steam, y es el tipo de juego que demuestra que los videojuegos y el arte están muy cerca uno de otro.
Este juego no es nuevo (de hecho lo jugué hace varios meses), pero si no lo han escuchado o jugado antes, no pueden darse el lujo de no hacerlo. Es el tipo de juego que hace que uno se enamore del medio y de todo lo que puede dar.
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